En 2024 los productores de frutos rojos tendrán que hacer frente a un aumento de los costes laborales derivados de las subidas salariales en numerosos países europeos. En el pasado ya se habían producido tendencias parecidas en el mercado de los arándanos y los frutos rojos. En los últimos años ya se han registrado aumentos salariales del 13 al 24% en países de Europa Central y Oriental. En la actualidad, los gobiernos de dichos países anuncian nuevos aumentos para 2024, por ejemplo, de hasta el 17% en Polonia. Los aumentos salariales anunciados están impulsando a los productores de fruta a buscar alternativas de ahorro a largo plazo. Cada vez más, las inversiones en modernas tecnologías de automatización de la producción se presentan como una solución eficaz a dicho problema. Dichas tecnologías permiten a los productores minimizar el impacto de los gastos de mano de obra en la cosecha de fruta y, en última instancia, en el producto final. Basándonos en nuestra experiencia y en la de nuestros clientes, podemos afirmar que la inversión en automatización de las líneas de envasado y clasificación de fruta se amortiza al 3 año tras la compra; este tiempo puede depender ligeramente en función de los volúmenes de producción y otras variables.
En la última década también ha existido escasez de mano de obra cualificada en Europa. Según algunos productores que aún no han automatizado sus procesos de envasado y clasificación, se necesitarían unos 50 trabajadores (!) para preparar unos 300 kg de arándanos para la venta en 5 horas. En comparación, con una línea automatizada de envasado y clasificación, necesitamos un operario de la máquina y de cuatro a ocho trabajadores más. La creciente escasez de trabajadores de producción debida a los cambios en la estructura demográfica, que se traduce en una menor incorporación de jóvenes al mercado laboral y un desajuste entre la estructura educativa de los jóvenes y las necesidades reales del mercado laboral, obligará a algunos de los productores en 2024 a plantearse inversiones que pueden resultar ser la única solución válida al desafío que supone la falta de disponibilidad de trabajadores en el mercado.
La exportación de frutos rojos, incluyendo los arándanos, se está convirtiendo en un negocio multimillonario en el sector alimentario. En el contexto de las exportaciones dominantes, la prioridad es centrarse en suministrar fruta de la máxima calidad. Según un informe de Oliver Wyman, que lleva por título «Taking Fresh to the Next Level», la categoría de productos frescos desempeña un papel clave en el éxito de la industria minorista. Los resultados de un estudio realizado con una muestra de 17.000 consumidores en 14 países confirman claramente que los clientes indican la calidad como el primer elemento en su proceso de selección de productos. Comprender los requisitos del mercado extranjero ayuda a establecer relaciones duraderas con los clientes y a reforzar la posición en la escena internacional. Por otra parte, una fruta de la máxima calidad con las características exactas en cuanto a color o tamaño sólo puede conseguirse con el equipo adecuado.
Para que el negocio de la producción y el comercio de frutas sea rentable, en la gran mayoría de los casos no basta con operar únicamente en el mercado local. Es fundamental que los productores de frutos rojos fortalezcan su posición tanto en el mercado interior como en el exterior. En los últimos años se ha producido un aumento significativo del número de empresas del sector de los arándanos que han decidido expandirse a los mercados extranjeros. Muchas empresas, al ver el potencial de la demanda mundial de frutos rojos, especialmente de arándanos, han hecho todo lo posible por reforzar su posición a escala internacional.
El número exacto de empresas que van introduciéndose en los mercados extranjeros depende de una región a otra, aunque la tendencia general es al alza para la mayoría de los productores en lo que respecta a la expansión hacia los mercados extranjeros. Según el informe Blueberries Around the Globe – Past, Present, and Future elaborado por el Departamento de Agricultura de los EE. UU., los productores de los países con mayores exportaciones, es decir, los EE. UU., Países Bajos, así como Polonia, lideran la expansión hacia los mercados extranjeros. Sin embargo, esta tendencia también se viene observando, aunque en mucha menor medida, en otros países europeos, como Serbia, Georgia o Rumanía.
Las características concretas del mercado de los arándanos y los frutos rojos pueden variar considerablemente de una región a otra, algo que puede ilustrarse muy bien con el ejemplo de los mercados rumano e inglés. Los consumidores rumanos dan mucha importancia al carácter local y a la frescura de los productos y suelen preferir comprar los productos alimenticios directamente a los productores locales por su fuertes lazos con la tradición y su expectativa de que estos productos no contengan aditivos artificiales. Curiosamente, la fruta se suele envasar a granel y se distribuye para su venta de la misma forma.
Por otro lado, en Inglaterra las cadenas minoristas pueden plantear exigencias adicionales en materia de envasado, logística de entrega y cumplimiento de las normas de calidad. En Inglaterra, los consumidores suelen prestar una atención especial a la producción ecológica y sostenible, lo que puede influir sobre las preferencias relativas a un envasado ecológico y las prácticas de cultivo.
Adaptarse a estos requisitos específicos puede ser crucial para tener éxito en un mercado determinado. Por tanto, un productor de arándanos y frutos rojos no sólo debe tener en cuenta las preferencias gustativas locales, sino también los aspectos ecológicos y los enfocados a una producción sostenible. La apertura a nuevos mercados requiere, por lo tanto, no sólo la adaptación del producto, sino también una estrategia de marketing y logística que responda a las expectativas de los distintos grupos de consumidores de una zona determinada.
Podemos observar que 2024 trae consigo algunos desafíos importantes para los productores de fruta. Los productos y las empresas envasadoras deben centrarse en minimizar los costes laborales, gestionar su mano de obra de forma eficiente, mantener unos elevados estándares de calidad y expandirse a nuevos mercados, así como reforzar su posición en el mercado nacional.
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